viernes, 15 de enero de 2010

¿Cómo puede ser un buen formador docente?

El formador docente para ser un buen formador debe obtener una formación pedagógica, moral, estética, cultural y científica, que pueden resumirse en la responsabilidad ética de la función del maestro, inculcada desde la formación inicial y reforzada por las características socioculturales e institucionales de su desempeño, en las cuales influyen elementos ideológicos que ponen en una mayor tensión el ser y el hacer del maestro. Otro aspecto que es necesario destacar, es que la experiencia propia en el arte de enseñar, que en todas las acciones de la enseñanza hay hechos que son determinantes o principales y hechos que son circunstanciales que no inciden en la enseñanza. El secreto está en observarlos bien, analizarlos bien y comprenderlos bien, luego dominar los fundamentales y dejar de lado los secundarios, que no tienen mayor importancia. El docente en el ejercicio de su profesión, no debe ocuparse de objetivos de segundo orden y dejar de lado los verdaderamente importantes. Esto, también, es muy común entre los docentes, que se preocupan más por la formalidad burocrática que por enseñar; por eso el docente debe ser más que un conductor de acontecimientos educativos, debe saber además, organizar a sus alumnos, para que el proceso que comienzan a desplegar sea verdaderamente constructivo.

Características de un buen formador docente:

Un buen formador de futuros docentes, debe poseer ciertas características:
- El docente debe ser una persona original, autentica, es decir ser como es, poder expresar sus emociones, sus intereses, sus dudas, capaz de reconocer sus errores cuando los tiene, reconocer sus limitaciones y hasta donde llega su conocimiento, que sea capaz de reconocer que no todo lo sabe y puede.
-Es muy importante es que debe poseer es una mirada crítica y reflexiva para sí mismo, lo cual lo ayudará a superar sus limitaciones. Como alumnas, y futuras formadoras, deseamos docentes que sean creativos, que estén en constante búsqueda de novedades y alternativas para la realización de investigaciones y para su continua formación, lo cual, indirectamente nos favorecerá.
- Los docentes que no se aten a la rutina, que sean dinámicos a la hora de planificar y dictar sus clases.
-Que incluyan propuestas significativas y que esperen lo mejor de nosotros, es decir, lo que nuestras capacidades nos permiten. Sería ideal que ellos nos transmitan la vocación y el amor sobre la tarea que realizan, para poder luego identificarnos, tener un modelo y llevarlo a cabo.
-Los docentes deben poseer un dominio de la disciplina que practica, la cual debe estar en constante actualización y formación, intentando no caer en los estereotipos enciclopedistas.
-Debe tratar de seleccionar contenidos significativos para sus propuestas de aprendizajes. Debe poseer un amplio campo de estrategias didácticas, ya que esto le permitirá seleccionar aquellas que considere más eficaces para el grupo con el cual trabaja.
-Las planificaciones deben ser entendidas como una herramienta valiosa para la conducción del aprendizaje. Creemos que debe hacer uso de las tecnologías ya que éstas podrán brindarle numerosas y valiosas herramientas para la tarea que lleve a cabo.
-Los formadores deben en lo posible, explicar los contenidos de la manera más clara posible, con la adecuación del vocabulario y con el trato cordial hacia el grupo, lo cual no significa establecer una relación afectiva.
Consideramos de suma importancia para el docente a la hora de planificar, el tener en cuenta las características y el nivel evolutivo de los sujetos con los que está trabajando. Esto lo ayudará a seleccionar tareas significativas y pertinentes, acorde a la realidad de sus alumnos, y también ayudará a superar las limitaciones de estos y el crecimiento individual de cada uno de los integrantes del grupo. Para finalizar con estas características resaltamos que cada formador debe asumir su rol de mediador entre el conocimiento que nosotros no poseemos y ellos sí, haciendo que la tarea sea lo más llevadera, placentera y estimulante posible, tanto para el formador como para los alumnos; ya que ambos se enriquecerán con la construcción que se da en la relación que se da en la práctica pedagógica.

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